miércoles, 13 de mayo de 2009

REFORMA AGRARIA CHILENA

La reforma agraria chilena es el proceso de transformación del agro chileno que se desarrolló entre los años 1962 y 1973, y que supuso la redistribución de un porcentaje significativo de las parcelas de tierra nacionales.

HISTORIA
La reforma agraria se inició bajo el gobierno de Jorge Alessandri, con la promulgación de la Ley N° 15.020 de 1962. Su objetivo fue la mejora de los niveles de producción agrícola a través de la paulatina modificación de la tenencia de la tierra. Esta política debía operar mediante el reagrupamiento de los minifundios y la compra de latifundios mal explotados, apoyándose en un paralelo mejoramiento de las condiciones sociales y culturales de los pequeños propietarios y de los trabajadores campesinos.
En la práctica se demostró que la reforma iba a tener un desarrollo a largo plazo, frenado por los recursos financieros de Estado. Más tarde, los problemas derivados del déficit en la producción de alimentos, insuficiente para equilibrar la demanda de la población, llevaron la administración del presidente Eduardo Frei Montalva a impulsar un reforma más amplia y operativa, capaz de acelerar el proceso expedito en las expropiaciones. El 26 de abril de 1966 fue promulgada la nueva ley agraria (Ley N° 16.640), cuyos criterios básicos fueron, entre otros, la incorporación de los campesinos a la propiedad de la tierra que trabaja; la promoción de los campesinos y sus familias para lograr su incorporación a la vida social; cultural y política de la nación; el mejoramiento de la productividad agrícola en todos sus niveles; la reforma del sistema de manejo y aprovechamiento de las aguas, y la reestructuración de los organismos públicos que cumplían funciones relacionadas con la agricultura. Además se consiguió un tope en las expropiaciones de latifundios, reservándose al propietario una superficie hasta 80 hectáreas de riesgo básico (HRB). Entre 1965 y 1970 fueron expropiados en todo el país 1.319 predios con un total de 3408788,3 hectáreas. Un aspecto importante fue la promulgación de la Ley N°16.625 de Sindicalización Campesina en 1967, que facilito y promovió la creación de organizaciones campesinas.
En los predios expropiados, se precedió a la organización de los Asentamientos de Reforma Agraria, etapa de preparación de los campesinos para la adquisición de la propiedad que duraba entre tres y cinco años. Este proceso no fue fácilmente implementado, la Corporación de la Reforma Agraria (CORA), perdió a uno de sus Directores Regionales, Hernán Mery Fuenzalida, por opositores a la implementación de la reforma, en la expropiación del fundo "La Piedad" en Linares, el 30 de abril de 1970.
Durante el gobierno de Salvador Allende, el proceso de exprosiciones se aceleró bruscamente debido a la presión de las organizaciones campesinas, a través de tomas directas de predios, lo cual desencadenaría una crisis económica.
A partir de 1973, la Dictadura de Pinochet se devolvió gran parte de los predios expropiados por Allende a sus antiguos propietarios y en otros se constituyó propiedad privada, a pesar de eso, se acabaron los latifundios.

LATIFUNDIO
Un latifundio es una explotación agraria de grandes dimensiones, caracterizada además por un uso ineficiente de los recursos disponibles. La extensión necesaria para considerar una explotación latifundista depende del contexto: en Europa un latifundio puede tener algunos cientos de hectáreas. En Latinoamérica puede superar fácilmente las diez mil.
Aparte de la extensión, existen otros elementos característicos de lo que se conoce como latifundismo: bajos rendimientos unitarios, "subutilización" de la tierra, baja capitalización, bajo nivel tecnológico, mano de obra empleada en condiciones precarias y, en consecuencia, con bajo nivel de vida. El latifundismo ha sido tradicionalmente una fuente de inestabilidad social, asociada a la existencia de grandes masas de campesinos sin tierras. Para solucionar los problemas originados por los latifundios, se han probado diversas fórmulas, dependientes del tipo de gobierno en el que se encontraban: desde el cambio de estructura de la propiedad (reforma agraria), con expropiaciones incluidas, hasta la modernización de la explotación.

MINIFUNDIO
Minifundio es una finca rústica de extensión tan reducida que dificulta su explotación. Más que con el concepto de parcela (terreno agrario dentro de una linde) o con el de propiedad agraria (totalidad de parcelas pertenecientes al mismo propietario), se relaciona con el de explotación agraria (parcelas explotadas por el mismo responsable de gestión, sea o no su propietario). La extensión mínima de una explotación para permitir una gestión adecuada es diferente según la calidad de la tierra, el cultivo, el trabajo, el capital y las técnicas utilizadas, y el espacio geográfico en el que se encuentre. En España suele utilizarse la cifra de 10 hectáreas, que puede ser una cifra indicativa para que una explotación cerealista de secano en la Meseta Central sea considerada pequeña; pero no lo sería para una huerta valenciana, que con ese tamaño es perfectamente rentable (una explotación de más de 100 ha sería considerada un latifundio, siendo las demás una explotación media). En otras zonas del mundo o para otras fuentes, la cifra puede ser diferente: en América o Australia, sobre todo en zonas poco pobladas con una mayor tendencia a la agricultura y la ganadería extensiva, puede utilizarse la cifra de 30 ha; en el sureste de Asia, con una tradición de agricultura intensiva (como la RICICULTURA fuertemente irrigada en zonas superpobladas), puede utilizarse la cifra de 2 ha
Un minifundio tiene, por definición, unas dimensiones tan reducidas que impiden al agricultor obtener una producción suficiente para ser comercializada, obligando al autoconsumo y la agricultura de subsistencia, e impidiendo al campesino obtener ingresos monetarios suficientes. El minifundismo, junto con el latifundio, es una de las principales causas de la emigración rural a la ciudad en busca de trabajo.
El minifundio se crea en los regímenes de herencia en los que el terrateniente divide su propiedad a partes iguales entre sus hijos, resultando así pedazos de terreno progresivamente más pequeños, hasta que la renta insuficiente los obliga a vender las tierras que les queda y emigrar.
El minifundio es muy común en el norte de España, en especial en Galicia, cuyos emigrantes se han repartido por gran parte del mundo.
Aunque suele coincidir con ella, no es estrictamente sinónimo del concepto de pequeña propiedad, dado que una explotación agraria podría componerse de varias pequeñas propiedades hasta alcanzar un tamaño suficiente. Más frecuente aún es que una gran propiedad se arriende a muchos campesinos individuales en explotaciones muy pequeñas que no tienen un tamaño suficiente, con lo que se forman verdaderos minifundios.